Por Ignacio Fidanza
- Renuncia que nosotros sacamos un decreto anulando el decreto de Cristina en el que te echa del cargo por mal desempeño. Y por la causa que tiene Oyarbide no te preocupes-, le propuso ayer el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos “Chino” Zanini a Marín Redrado, través de un interlocutor de confianza y conocido por ambos.
- Primero saquen el decreto y después renuncio-, contestó Redrado.
- Imposible, esto es una renuncia sin condiciones-, retrucó Zanini y la conversación llegó a un punto muerto.
Horas después Redrado vio desde el televisor de su despacho del Banco Central como Cristina Kirchner lo acusaba de “Okupa”. Cerca suyo se lamentaron: “estos no tiene arreglo, en medio de una negociación, que piden ellos, salen a insultarnos”.
No fue la primera vez desde que estalló esta crisis, que Cristina Kirchner complica de manera torpe las negociaciones para encontrarle una salida. Cuando Redrado comenzó a mostrar reparos ante la creación del Fondo del Bicentenario, recibió a un enviado de Kirchner.
“¿Querés armar quilombo? ¿Estas haciendo política”, fueron las preguntas. “No, no me interesa ser un nuevo Cobos, pero este decreto así como está armado abre la puerta para que nos embarguen no sólo los 6.000 millones del primer Fondo, sino los 18.000 millones de reservas disponibles. Y si pasa eso, me quedo sin recursos para enfrentar una eventual crisis cambiaria”, advirtió Redrado a su interlocutor. “No lo puedo firmar así como está dejenme trabajar en una solución”, agregó.
Y en eso estaba, cuando Cristina Kirchner, fue seducida por una propuesta del ministro Amado Boudou, quien al parecer le garantizó que ya tenía resuelta la renuncia de Redrado y su reemplazo por Blejer. Las dos cosas resultaron falsas y la crisis comenzó a escalar.
“No es la primera vez que Cristina se manda con operaciones políticas fuertes y la verdad es que no tiene el nivel ni la operatividad de Néstor para garantizarlas”, se lamentaban operadores del Gobierno, que por obvias razones de la boca para afuera cargan las tintas sobre Boudou, que sigue asediado por versiones de reemplazo –luego que la crisis amaine, si amaina- ya sea por Diego Bossio o Mario Blejer, entre otras opciones que suenan por estas horas.
Complicada así la renuncia negociada de Redrado, el Gobierno avanzó a fondo en el frente judicial. Y no le fue mucho mejor.
La insólita reunión con los camaristas
Desde primera hora de la mañana los camaristas José Luis López Castiñeira y Néstor Buján, comenzaron a recibir mensajes muy concretos de Zanini que les indicaban la conveniencia de rechazar hoy mismo los dos amparos de la jueza Sarmiento, permitiendo así la remoción de Redrado y la transferencia de reservas al Tesoro.
También habrían incidió sobre sus colegas el camarista Carlos Grecco, quien cubrió de bochorno a la Cámara que integra al recibir la apelación del Gobierno el sábado por la tarde en su casa y recién salido de la pileta. Luego del consiguiente escándalo Grecco se excusó de tratar los amparos, pero al parecer siguió remando en sintonía con los hombres de la Casa Rosada.
El procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino.
Como sea, esta mañana los abogados del PRO recusaron a López Castiñeira –al parecer el más permeable al Gobierno- y el plan de Zanini para sacar hoy el fallo a como de lugar entro en zona de riego.
Tan grande era la desesperación en la Casa Rosada, que el procurador del Tesoro Osvaldo Gugliemino, llamó a los abogados del PRO y les dijo: “retiren la recusación, porque sino la sala no puede fallar”. La sorpresa se transformó en risa en los diputados opositores. “Nos pidió sencillamente que lo dejaramos ganar”, afirmó uno de ellos.
“Ustedes no entienden, tienen que dejarnos hacer esto, nosotros sabemos como hacerlo, ustedes hicieron trampa”, gritaba un desencajado Guglielmino, ante la piadosa mirada de los diputados opositores y los abogados de Redrado.
Y no debe extrañar la lógica del Gobierno ya que reproduce el planteo de Zanini a Redrado de apenas unas horas antes. Exigen rendiciones incondicionales, sin ofrecer nada a cambio. Lo que sucede grafica de manera profunda hasta qué punto en el Gobierno todavía no registran que vienen de perder una elección y por más que lo repitan frente al espejo ya no son ni la sombra de lo que fueron.
El reto de Bouján
En ese marco, los camaristas convocaron esta tarde a una reunión “informal” a todas las partes. Allí en una gran sala, estaban Guglielmino y los abogados del Estado, los abogados de Redrado, y los diputados del PRO Patricia Bullrich, Federico Pinedo y sus letrados.
Se abre la puerta y aparece un apichonado López Castiñeira y un campechano Bouján. “Como ustedes saben López Castiñeira es kirchnerista y yo soy opositor”, arrancó Boujan despertando las risas de los presentes. Y lo que sucedió después es francamente surrealista. Sin mayores complejos, el camarista les anticipó el pronunciamiento que tenían en mente.
“Lo que nosotros queremos hacer es lo siguiente. Primero sólo aceptaremos en la causa a quienes tienen un interés legítimo. Segundo vamos a decir que el Congreso no sólo que puede autoconvocarse para tratar este problema, sino que debe hacerlo, y para eso vamos a citar a Cobos y Fellner para que negocien y fijen una fecha de sesión para ambas cámaras. Así que les pedimos que levanten la recusación contra López Castiñeira, así podemos formar sala y fallar”, concluyó.
Los distintos actores se reunieron en cafés de la zona por separado. Y finalmente la gente del PRO entendió que podían caer en algún tipo de trampa si aceptaban el pedido del camarista. Ya sea que finalmente cediera a as presiones del Gobierno y sacaran un fallo favorable a la Casa Rosada o que considerara que no tenían “interés legítimo” y los dejara afuera de la causa. Cuando regresaron a explicarle que no aceptaban sus propuestas, los gritos del juez se escuchaban desde el pasillo.
Así las cosas, Guglielmino volvió a la carga y le propuso a los diputados del PRO una “negociación”, que básicamente consistía en lo siguiente: “Ustedes levantan los amparos, nosotros no giramos los fondos a la cuenta, echamos Redrado, pero no ocupamos el cargo hasta que la justicia falle sobre el fondo y si tiene que volver que vuelva”, propuso.
Luego de las consultas pertinentes la iniciativa fue rechazada por los diputados opositores. Así las cosas, mañana pueden pasar varias cosas. Que la Cámara con López Castiñeira y Bouján falle apoyándose en el amparo de los radicales cuya apelación estaría ingresando mañana –si es que los abogados de la UCR no los recusan-; o que se conforme una nueva sala con jueces de otras cámaras y estos se aboquen al tema.
Como sea, todo indica que la intención de los camaristas es pasarle la pelota al Congreso, de manera que difícilmente la crisis del Central se defina esta semana.
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