sábado, 30 de enero de 2010

Qué hacer con las supuestas reservas "excedentes"

Por Gabriel Rubinstein

Dijo nuestra Presidenta días pasados, que “la estabilidad monetaria en un país sin crecimiento es como la paz de los cementerios”, instando a discutir en sesiones ordinarias, “qué es lo que debemos hacer con las reservas”.


Podría inferirse de lo dicho, que para Cristina Fernández de Kirchner (CKF), si un país está en crecimiento, entonces sí, la estabilidad monetaria importaría. Pues bien, Argentina es un país que crece, especialmente para la aritmética oficial, de modo que debemos descontar que a CFK le interesa la estabilidad monetaria. Buena noticia!

El rol de las reservas en el logro de la estabilidad monetaria en nuestro país, no creo que requiera de mucha discusión. Las crisis en la Argentina han sido recurrentes y casi siempre terminaron con confiscaciones “de facto” (mega-devaluaciones, hiperinflaciones) y “de jure” (plan bonex, corralito, corralón).

Si bien creo que todos los argentinos, estatistas o liberales, autoritarios o republicanos, valoran el rol de las reservas para la estabilidad monetaria, y salvo algunos, valoran también la estabilidad monetaria (y por lo dicho antes, CKF también lo haría), más difícil es intentar cuantificar qué nivel de reservas en el BCRA sería apropiado para ello, y entonces, cuántas reservas podrían considerarse “excedentes”.

Una vez saldada esa primera discusión, afloraría la segunda: qué hacer con las reservas excedentes. Para ser breves:

1. Respaldar el 100% de la Base Monetaria se demostró insuficiente en 2001 (1), cuando la fuerte corrida de depósitos por demanda de dólares terminó obligando (por temor a desangrar más las reservas del BCRA) a tomar una medida desesperada (“corralito”), que impedía convertir depósitos en billetes pesos (y por ende, luego pesos por dólares).

2. Se requiere pues, respaldar una fracción del total de los Activo Monetarios de la población, que son los que pueden causar inestabilidad, y no la Base Monetaria. La mejor medida de tales activos, es el llamado M3 Privado, que comprende circulante en el público, depósitos del sector privado, en pesos y dólares.

3. En los últimos años, el promedio del ratio Reservas/M3, fue del 62%, lo cual luce razonable. Asignar un número “oficial” a este ratio no debe ser visto como una cifra “grabada en piedra”, sino sujeto a evaluación periódica. Sugiero pues que el Congreso cambie la definición de reservas excedentes, y que asimismo sea el que, luego de recibir la recomendación del BCRA y expertos en el tema, evalúe y defina periódicamente el nivel aceptable de respaldo en reservas y por ende, el excedente.

4. Una forma de racionalizar un ratio como el anterior sería, descomponerlo en 2 partes: a) ¿cuál debería ser la masa a respaldar con reservas en ausencia de toda devaluación? Un 70% sería un mínimo, a mi juicio, razonable, b) ¿cuál es la máxima devaluación súbita (confiscación) que debería convalidarse en caso de corrida muy extrema?

Entiendo yo que no más de 25%. Si aceptamos estas cifras, obtendríamos con las reservas actuales, un ratio de 58%, algo inferior al ratio promedio de estos años. En este caso, se requeriría un respaldo de unos 43 mil millones de dólares, y dadas reservas por 48 mil millones, habría reservas excedentes por 5 mil millones (2).

5. Aplicar el criterio actual de reservas excedentes, y usarlas, nos llevaría a un ratio reservas/activos monetarios, del 43%, no muy distante del 37% que existía al 28 de febrero de 2001, previo a las tremendas corridas de ese año.

6. Las reservas excedentes (que serían muy inferiores a las que estima el PEN), podrían usarse como quieren Boudou, Felleti, Heller y tantos otros para aumentar el gasto público (en realidad muchos quieren usar mucho más que las reservas “excedentes”), como garantía del pago de deuda pública, o cualquier otro fin. Sugiero también que se reafirme que sea el Congreso el que deba definir, por ejemplo para cada Presupuesto Anual, el uso sobre reservas excedentes.

7. En caso de que las reservas excedentes fuesen usadas como garantía (lo primero que se dijo respecto del Fondo del Bicentenario), y a efectos de que esto no resulte engañoso (lo segundo que se dijo, es decir usar reservas para pagar deuda y liberar recursos para aumentar el gasto público), esta afectación debería incluir una cláusula que dijera más o menos lo siguiente: “en caso de cumplirse con las erogaciones consignadas en el Presupuesto (es decir si no aumenta el gasto), y siendo que: los recursos recaudados fueran inferiores a los presupuestados y, el Estado no consiguiera financiamiento a tasas razonables en los mercados externos e internos, el Poder Ejecutivo podrá disponer de recursos del Fondo de Garantías para el pago de deudas”. Sería una forma de intentar evitar que el fondo resulte en un simple y pomposo artilugio para gastar más.

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