Por Ricardo Roa
Si algo faltaba era que Redrado, que se quería quedar, anunciara al fin que se va y el Gobierno, que hizo todo para que se vaya, diga que no lo deja ir. Todo esto por TV y en simultáneo. Y a propósito de un pomposo Fondo del Bicentenario, proyectado para ganar confianza en los mercados (ver El Gobierno presiona a Cobos e insiste con el uso de las reservas, Por Gustavo Bazzan ).
A un mes y medio de lanzado, el Fondo no está. Lo que está y a la vista es la renuncia con escándalo del jefe del Central, el despido del procurador, tres fallos en contra de la Justicia, un embargo transitorio de las reservas en EE.UU. y la suspensión del viaje presidencial a China. Sin contar la caída de los bonos y el empantanamiento del canje. Lo que se ganó es más incertidumbre.
Es notable con qué naturalidad los voceros del kirchnerismo niegan la responsabilidad que tienen sobre esto y simulan que todas las desgracias son por conspiraciones contra el Gobierno. Obvio, las denuncias tienen rendimiento decreciente: a mayor frecuencia, menor impacto. Después de avalar cinco años las políticas de los Kirchner, Redrado es acusado hoy de lo peor: incumplir leyes y ofrecer información privilegiada a operadores. Deberían explicar de qué hablan.
También Redrado, que se presenta como un economista profesional que puede trabajar con el que venga y dice que resistió otros aprietes para apoderarse de las reservas y para devaluar. ¿A cuáles se refiere? En el revoleo de listas del Central de compradores de dólares, aparece el mismo Kirchner en octubre del 2008 (ver Néstor Kirchner, en un listado de compradores de dólares en 2008, Por Martín Bidegaray).
Redrado dijo chau y el Gobierno, que se quede. Más conventillo y sólo para complicar a Cobos en la Bicameral. Si vota a favor del Gobierno, perderá con la gente. Si lo hace por Redrado, lo acusarán de complotar. Otra vez a los K no les preocupa resolver los problemas sino servirse de ellos.
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