Por Christian Sanz
La renuncia presentada en el día de ayer por Martín Redrado, ha dejado al kircherismo sin capacidad de reacción y demostró una vez más que todo el conflicto en torno al Banco Central estuvo muy mal manejado, desde el principio hasta el final.
No pasaron inadvertidas las contradicciones del oficialismo, que primero pedía insistentemente la renuncia del economista y más tarde aseguró, en boca del lenguaraz Aníbal Fernández, que no aceptaría su dimisión. ¿En qué quedamos? se preguntaba anoche hasta el más incrédulo.
El papelón oficial sigue sumando capítulos ante los ojos del mundo y sigue sin resolverse la cuestión de fondo: la creación o no del Fondo del Bicentenario.
En el medio de la insólita puja, hubo un dato que pasó casi inadvertido para los medios y que reviste enorme gravedad: Redrado aseguró que el gobierno tenía pensado usar parte de las reservas del BCRA para comprar acciones de YPF. ¿Cómo es que no hubo repregunta alguna por parte de los periodistas que escucharon tamaño comentario? ¿Por qué el kirchnerismo estaría interesado en la compra de YPF?
Reiteradamente se ha comentado que la familia Eskenazi, dueña de un 15% de la compañía oficiaba en realidad como “prestanombre” de los Kirchner y que por ello se les permitió adquirir el paquete accionario que ostentan sin poner un solo centavo.
La sola especulación que genera esto último, merece indagar a fondo sobre los dichos de Redrado, ya que podría confirmarse finalmente lo que todos sospechan: que el verdadero dueño de esa parte de YPF es el matrimonio gobernante.
Volviendo a la disputa de fondo, referida al propio Redrado y al Fondo -valga la redundancia- del Bicentenario, el gobierno ya ha perdido la batalla. Por más que logre destrabar ese dinero, ha quedado expuesto ante la mirada financiera internacional por su voracidad a prueba de escrúpulos.
A esta altura, ya nadie duda que se busca utilizar las reservas a efectos de hacer frente al déficit de las cuentas públicas –lo cual deja al descubierto la fragilidad de las finanzas de estos días- y para llevar adelante la onerosa campaña que permita al Frente para la Victoria competir de cara a las elecciones del venidero 2011. El dinero es el único recurso que conoce el kirchnerismo para lograr llevar adelante sus objetivos políticos.
Por eso, pase lo que pase en los próximos días, la batalla entre el gobierno y Redrado ha dejado un solo perdedor: el mismísimo matrimonio Kirchner.
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