lunes, 1 de febrero de 2010

Todo será un poquito más oscuro sin su luz


Por Mónica Gutiérrez

Murió Tomás Eloy Martínez. La sensación de soledad se profundiza. Todo será un poquito más oscuro sin su luz.





Tomás perteneció a una generación brillante, talentoso como pocos para hacer equilibrio en ese límite impreciso que separa la realidad de la ficción, embelleció con sus textos las zonas más oscuras de nuestra historia reciente.

Lo recuerdo con su gesto dulce, su mirada serena, su solidez de maestro. Me pienso zambullida en la lectura de su "Santa Evita", de "El vuelo de la reina", de "Lugar común: la muerte". Tuve el privilegio de compartir con él y otros la experiencia de PERIODISTAS. También de tener un amigo en común, entrañable, un periodista de los que no quedan: el Negro José María Pasquini Durán.

Saberlo pensando y escribiendo me hacía sentir más acompañada, en este tiempo de tampestades para los que tenemos el oficio de relatar lo que pasa.

Integro, brillante, humilde a más no poder. Enorme.

Tomás Eloy Martínez nos deja la belleza infinita de sus textos. Abrocho a mí una de sus más profundas convicciones: "Los narradores escribimos sobre lo que sabemos para aprender aquello que no sabemos: para conocer lo que no conocemos".

Desde hoy los periodistas estamos aún mucho más solos.

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