viernes, 12 de febrero de 2010

La política de precios de Guillermo Moreno se agotó y fracasó

Por Marcelo Bonelli

El incipiente recalentamiento inflacionario que sufre la economía es una evidencia concreta de que la política de precios de Guillermo Moreno se agotó y fracasó en la economía argentina. También que ese problema desgastó a Amado Boudou, porque el ministro adhirió y no cambió una estrategia que se encubre en las habituales distorsiones del INDEC.


Así, en forma cruda, esto se expresó en la primera reunión oficial del año de la UIA. El martes, en ese encuentro, Daniel Funes de Rioja, titular de la COPAL denunció que los aumentos de precios ya provocan una caída en las ventas de comestibles. El encuentro lo lideró Héctor Méndez y se insistió en que el recalentamiento de precios -en parte- obedece a la incertidumbre que generaron los últimos movimientos del Gobierno.

Un informe interno de la UIA explica así la situación: muchos empresarios se cubren frente a la desconfianza con aumentos de precios. Ignacio de Mendiguren propuso abrir un diálogo con el Gobierno y reflotar un acuerdo. Hubo un cruce con Funes del Rioja, quien denunció que Copal teme nuevas presiones de Moreno.

Esto ocurrió después del embate de Hugo Moyano contra Amado Boudou por la inflación. En el Palacio de Hacienda se teme que esos reproches reflejen que la estrella del ministro ya no brille en el universo kirchnerista. La censura pública de Moyano sucedió después de una dura reprimenda privada de Carlos Zannini.

Boudou tiene un fuerte aval de Cristina Kirchner. Pero no goza de la plena simpatía de Néstor Kirchner: el ex presidente lo responsabiliza por el inadecuado manejo para sacarlo a Martín Redrado y también objeta la falta de solvencia técnica del equipo económico.

Boudou y Sergio Chodos fueron quienes redactaron el cuestionado decreto de necesidad y urgencia que creó el Fondo del Bicentenario. Los baches legales ahora obligan a una lacerante negociación en el Senado y pone en juego -por presión de Carlos Verna- la constitución de las autoridades de las comisiones clave.

Boudou es consciente de su actual debilidad política y buscó apoyo entre los banqueros de ADEBA. Pero no pudo cumplir la promesa de poner en el Banco Central a una figura cercana a la gente de Jorge Britos. Ayer, Britos y otros banqueros líderes estuvieron una reunión con Mercedes Marcó del Pont. Fueron también Mario Vicens, Juan Fábrega y Carlos Heller. Hablaron de la Carta Orgánica y de fomentar el crédito a la inversión. La Jefa del BCRA reafirmó su influencia sobre la estratégica mesa de cambios, que estuvo a cargo de Chodos en la crisis de enero.

Frente a esta nueva realidad, en las últimas jornadas Boudou decidió bajar el nivel de exposición y concentrarse en el canje de la deuda externa. En una reunión íntima con sus asesores llegaron a una conclusión clave: sería insostenible su posición futura si llega a fracasar la oferta a los holdouts.

La decisión obedece a que existen problemas imprevistos y hasta algunos bancos asesores dudan sobre la conveniencia de avanzar en el canje de la deuda. Clarín confirmó que sólo un banco internacional continúa entusiasmado con el avance de la propuesta. Se trata del Barclays Bank y sus fogoneros son Carlos Maulon y Gustavo Ferraro. Pero los otros dos bancos asesores han expuestos serios reparos a la conveniencia de continuar con la oferta.

En el Deutsche y en el Citibank prefieren demorar toda la operación hasta que se despejen múltiples interrogantes del canje con Argentina. El operador del banco alemán es Marcelo Blanco y, del City, Christopher Gilfond. Ambos bancos quieren apuntalar la operación, pero visualizan ahora muchos inconvenientes para lanzarla con éxito. Además no quieren explicar decisiones inexplicables del Gobierno. La impericia del Palacio de Hacienda hizo perder la oportunidad de concretar el canje antes del cimbronazo financiero de Europa.

Pero los problemas son otros y locales:

Néstor Kirchner desautorizó la intención de Hermán Lorenzino de pagar intereses atrasados por el crecimiento del producto interno. Esto bajó el valor de la oferta y abrió dudas entre los inversores.

Los banqueros aceptarían la propuesta de Olivos, pero a cambio no ofrecerían dinero fresco. La ausencia de los 1.000 millones de dólares hace que la operación no interese al matrimonio presidencial.

También hoy, el costo financiero de esa operación sería el 13%, una tasa inaceptable para Argentina.

La coordinación entre los bancos asesores y Boudou tuvo otros traspiés. El ministro prometió tener en febrero efectivo del Fondo del Bicentenario para recomprar bonos y así bajar la tasa de interés para la operación del canje. Ahora se espera al Congreso en marzo.

Antes puede haber novedades importantes sobre el futuro de Repsol-YPF. La decisión de Antonio Brufau de permitir ampliar el control de YPF al Grupo Eskenazi sería la parte visible de un cambio de táctica española. A mediados de enero, Isidro Fainé, de la Caixa, y Luis del Rivero de la constructora Sacyr habrían pactado un cambio de estrategia internacional para Repsol, en función de un informe reservado del Citibank que, frente a la crisis de España, propone bajar la inversión de Repsol.

Brufau estuvo la semana pasada reunido en secreto con Cristina Kirchner. Ahí le adelantó esos planes. También le trasmitió que Repsol estaba dispuesto a vender en bolsa, o en forma directa, un 20% de sus acciones y mantener el control del 51 %.

La Presidenta le comunicó una decisión política que generará polémica: le dijo que ninguna operación se podrá hacer sin la intervención y el aval de la Casa Rosada.

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