jueves, 25 de febrero de 2010

Kirchner volvió a agitar los fantasmas de las conspiraciones en La Plata


Por Silvana Varela

El desembarco del ex Presidente, ahora convertido en diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, y toda la parafernalia de movilización orquestada desde el conurbano no aporta nada nuevo al panorama político nacional, pero indica que la guerra peronista estará dada en el territorio bonaerense, y también, que Kirchner no se siente débil ni física ni políticamente hablando.


Si Kirchner quiere suceder a Cristina, sabe que necesita sí o sí, contar con el apoyo de la estructura partidaria del PJ de la provincia; y para eso, necesita también entusiasmar a los Intendentes con algo más que con la billetera, porque 2011 será el año en que los jefes comunales pongan en juego sus propios cargos.

Por otra parte, si finalmente Néstor Kirchner decide que las encuestas son irremontables y que deberá ungir a alguien para sucederlo (como Daniel Scioli, por ejemplo), igual necesita el apoyo bonaerense.

Es por eso, precisamente, que Eduardo Duhalde, alguien que de esto entiende mucho, anunció a fines del año pasado su intención de competir dentro de la interna partidaria con miras a llegar una vez más a la Presidencia de la Nación, y dijo sin ningún empacho, que la batalla la dará en terreno bonaerense, y que conformará una red de unidades básicas que adhieran a su candidatura.

Mismo motivo por el que Francisco de Narváez, a pesar de ilusionarse con una puerta que le permita llegar a la competencia nacional, mantiene la expectativa en la provincia y se inmiscuye en la problemática bonaerense.

Es precisamente la división marcada del PJ provincial lo que hace dudar a Carlos Reutemann sobre una candidatura presidencial que le otorgue chances de competir de igual a igual con la oposición.

Y Kirchner fue a La Plata, capital de la provincia, como símbolo de esa guerra sin cuartel que mantiene desde 2005, pero fue también para pintarle la cara al Intendente, Pablo Bruera, quien supo ser uno de sus aliados, y lo abandonó hace meses en busca de armado propio junto a Sergio Massa.

El acto era además, el escenario en que Julio Alak, ex intendente de La Plata y ahora ministro de Justicia de la Nación, tendría un lugar preferencial al lado del ex Presidente, enfrentando a Bruera, quien además, por ahora, mantiene la presidencia del PJ local.

Sin embargo, no todas fueron rosas hoy para los kirchneristas. A pesar de los denodados esfuerzos por arrear a todos los diputados bonaerenses oficialistas al acto, esto no fue posible.

Además de ausencias cantadas como la del duhaldista Gabriel Villegas, o la de Gabriel Bruera, hermano del intendente local, también pegaron el faltazo Horacio Delgado y Eduardo Gatica, ambos hombres de referencia directa con Julián Domínguez, el ministro de Agricultura de la Nación.

Delgado es, además, el vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia.

Ambos habían faltado también el martes 23/02 a la reunión de bloque en la que se discutieron los cargos para las comisiones asignadas al oficialismo.

Aunque se presuponía que la asistencia perfecta iba a ser difícil de conseguir, en la reunión que mantuvieron los legisladores la semana pasada en la residencia del presidente de la Cámara baja, Horacio González, se había pedido que todos estuvieran presentes hoy. Para lograrlo, durante la tarde se los citó a la Legislatura -casi emulando a las concentraciones futbolísticas- con la excusa de llegar todos juntos.

Para eso, se previeron también varias combis que aguardaron en la puerta del palacio legislativo para llevarlos hasta el club Atenas, pero ni siquiera el tour platense logró convencer a todos los legisladores de asistir al acto.

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