Por Ezequiel Rudman
Tras ser dado de alta, Néstor Kirchner no acatará las órdenes médicas de reposo y buscará instalarse en todos los escenarios políticos del oficialismo. Como diputado seguirá de cerca el debate por el Fondo del Bicentenario en el Congreso, reasumirá como presidente del Partido Justicialista y reencarnará como el principal referente de la transversalidad.
La alianza Elisa Carrió-Felipe Solá, el regreso de Carlos Reutemann recargado, la campaña presidencial de Eduardo Duhalde, el acercamiento de la UCR de Ernesto Sanz al PRO de Mauricio Macri, la sombra de Julio Cobos y la nueva mayoría opositora en el Congreso no le darán respiro a Kirchner.
Por eso el ex presidente buscará abrazar no sólo la estructura más ortodoxa del PJ sino también la heterogénea transversalidad que nuclea a movimientos sociales, partidos de centroizquierda y hasta intendentes díscolos del conurbano.
Un día antes de su episodio de salud, Kirchner conversó en Olivos con un grupo de intendentes bonaerenses críticos del justicialismo y prometió apoyo para lograr un armado propio. Entre los asistentes al convite estuvieron los jefes comunales de Ensenada, Mario Secco; de Cañuelas, Gustavo Arrieta, y de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez. Este pelotón de dirigentes, junto al ex diputado y actual funcionario del Ministerio de Planificación Edgardo Depetri, prometieron montar un operativo clamor “Kirchner 2011” para evitar que el PJ absorba la figura del ex presidente.
El esposo de Cristina de Kirchner confirmó desde la clínica Los Arcos que en marzo volverá a zambullirse en la actividad política.
El 1º ocupará su banca de diputado y asistirá al discurso de su esposa para la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso en la Asamblea Legislativa. El 10 de marzo en Chaco, junto al gobernador Jorge Capitanich y la CGT de Hugo Moyano, reasumirá como jefe máximo del PJ tras su renuncia por la derrota bonaerense en las elecciones legislativas. Pero para conjugar el yin yan kirchnerista, un día después estará en el estadio de Ferro para darse un baño de masas con la transversalidad criolla.
El Movimiento Evita de Emilio Pérsico iba a celebrar el aniversario del triunfo electoral de Héctor Cámpora en la cancha de Atlanta pero a pedido de Depetri y los intendentes del peronismo díscolo se unificaron los festejos en Ferro.
La urgencia de Kirchner por desembarcar en el PJ obedece a la contraofensiva de Duhalde, dispuesto a coparle la provincia de Buenos Aires, al incipiente foco de rebelión de legisladores de ese distrito, obligados a jurar fidelidad a través de una solicitada en los medios, y a la amenaza de Carlos Reutemann en tándem con sus verdugos bonaerense, Felipe Solá y Francisco De Narváez.
Demasiados frentes de tormenta como para no intervenir en la interna del partido y delegar la conducción en Daniel Scioli.
Pero la derrota en los comicios del 28 de junio del año pasado demostró que la estructura del PJ no garantiza resultados. Y Kirchner buscará integrar a los movimientos transversales que le permitieron construir legitimidad y poder cuando asumió la presidencia en 2003 con el 22 por ciento de los votos. Esa misión será clave también en el Congreso, donde agrupaciones sociales como Libres del Sur y Barrios de Pie se alejaron de la bancada kirchnerista disconformes por la pejotización de su líder.
En Santa Fe, Kirchner ya había dado señales de su regreso a la transversalidad al convertirse en el principal orador de un acto del Movimiento Evita de Pérsico y el local Gerardo Rico. Fue en el frustrado y precoz lanzamiento de la candidatura a gobernador de Agustín Rossi, en permanente cortocircuito con el Evita desde que purgó su lista de militantes de esa agrupación. La transversalidad santafesina es también una maniobra para bloquear el crecimiento de Reutemann en la provincia y correr definitivamente al ex gobernador a la derecha del espectro político santafesino.
El armado transversal en el conurbano, con Pérsico y los intendentes menos pejotistas del PJ, tendrá su correlato en la Capital Federal, donde otro dirigente de cuna santafesina, Rafael Bielsa, es impulsado por la Casa Rosada para convertirse en el candidato del kirchnerismo para la jefatura de gobierno porteña.
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