Por José Brechner (*)
Si de un atributo carece el presidente de
Bolivia, es el de la vergüenza. Con tantos honores y aplausos recibidos en tantos lugares,
Evo Morales, se considera un erudito y opina sobre cualquier tema sin titubear.
Su don de ungido, le permite expresarse gallardamente frente a un público de serviles, quienes lo aclaman efusivamente por cualquier sandez que dice, y tiene un container repleto de insólitas primicias para divulgar.
Su última revelación científica en una “Conferencia sobre el cambio climático” organizada por su gobierno, tiene al mundo entre boquiabierto y desternillándose de risa.
El coronado inca dijo, que:
“la comida transgénica es la responsable de las desviaciones de los hombres hacia la homosexualidad, y de la calvicie en Europa”.
"El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres", dijo el preclaro orador, que afirma llevar una dieta diferente.
Obviamente, una exclusiva para machos.
El conferenciante continuó:
"La calvicie, que parece normal, es una enfermedad, en Europa casi todos son calvos, y es por las cosas que comen. Mientras, en los pueblos indígenas no hay calvos, porque comemos otras cosas".
Claridad y elocuencia admirables, como en todas sus enriquecedoras disertaciones.
Por fin después de tantos infructuosos siglos de investigaciones e incomodidades estéticas, descubrimos la causa de la calvicie.
El aspirante a Nobel de la Paz, debería ser postulado al Nobel de Medicina.
Su excelencia, que fue nombrado
Doctor Honoris Causa por la
Universidad de La Plata, la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, la
Universidad de La Habana, la
Universidad de Panamá, y algunas otras donde sus catedráticos y estudiantes gozan del mismo nivel intelectual que él, dijo que
es bueno comer papa, pero no cualquiera. Aclaró que la papa que hay que ingerir es sólo la boliviana y no la holandesa que contiene veneno, por eso hay que pelarla.
El eximio mandatario además de ser científico goza del don de la profecía y dijo que: “en 50 años todo el mundo será calvo”. No aclaró si también seremos homosexuales. Tampoco explicó si al ser calvo a uno no le queda más opción que hacerse homosexual; si los homosexuales se vuelven calvos; o si todos los calvos son homosexuales.
"Sólo tenemos dos caminos: La Pachamama (Diosa o Madre Tierra en quechua) o la muerte. Muere el capitalismo o muere la Madre Tierra, vive el capitalismo o vive la Madre Tierra". Dijo, resumiendo
con brillante eclecticismo, la relación entre calvicie, ecología, teología, gallinas, batatas, economía y el mundo gay.
No es la primera vez que el
Dr. Morales formula sus iluminadores conceptos para instruirnos acerca del camino a seguir, tomando como ejemplo a
los indígenas aimaras, el pueblo más avanzado, longevo y de mayor conciencia ecológica del mundo, donde afortunadamente no existen ni calvos ni homosexuales.
Algunas de sus costumbres que deberían ser imitadas por
la salvaje civilización capitalista, son: no bañarse, (por lo menos no a menudo); tirar la basura no en bolsas o receptáculos, sino libremente, en la puerta de su hogar; hacer sus necesidades en el lugar donde los intestinos lo pidan; cortar para leña todo árbol que encuentren; y prender fuego anualmente a miles de hectáreas de cultivos, matando toda forma de vida vegetal y animal, contaminando la atmósfera durante semanas, causando incontables enfermedades respiratorias y la muerte de decenas de bebés.
Morales no es el único estudioso en su gobierno. Su séquito está lleno de superdotados de igual o mayor estatura. Hay que tomar en cuenta que El Ungido leyó su discurso, lo que obliga a deducir que fueron sus expertos asesores quienes lo escribieron.
Hasta que sus reveladores descubrimientos sean ratificados por las universidades que lo distinguieron, sugiero a mis lectores de sexo masculino que consideran a Brad Pitt o George Clooney, como bien parecidos, que inmediatamente abandonen el consumo avícola e ingieran en lo posible carne de toro, ya que
los síntomas de homosexualismo podrían estar presentes, y la vacuna contra el mal, que no es aplicable precisamente en el brazo, puede ser dolorosa.
(*)
José Brechner nació en Bolivia. Fue diputado (1985-1989) embajador, y miembro fundador de Acción Democrática Nacionalista.
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