Por Mónica Gutierrez
Quiero vivir en el “país real”, el país de Cristina y los suyos. Ese país sin necesidades ni urgencias.
Ese sitio en el que cada vez hay menos pobres y no existe “clientela” para los políticos. En el país del “todo bien”, del “todo legal”, dónde solo “están tarifados” y se corrompen los jueces y los periodistas.
Quiero vivir en el país del Indec y comprar en el súper donde carga su chango el bueno de
Moreno. Quiero creerle al “lindo” de
Boudou. Quiero creerle todo y un poquito más.
No entiendo que hago perdida entre estas góndolas en las que subió la carne y los lácteos están por la nubes, justo en este tiempo de vacas gordas y súper cosechas. ¿Qué ráfaga de desdicha me dejó extraviada en este sitio en que la gente, el común de la gente, va de penuria en penuria.
¿Cómo vine a parar a este país “mediático y virtual”, a esta patria inventada por un conjunto de conjurados destituyentes?.
Quiero vivir con
Cristina, lejos de preocupaciones inexistentes, de
infiernos inventados por los diarios y la televisión. Siempre impecable y felíz.
¿Dónde queda ese reino en que “los precios se reacomodan” pero no hay inflación? ¿Dónde ese paraíso en el que la inseguridad es solo una sensación, un espejismo, de mentes perforadas por los medios?
¿En qué puente hay que bajar para alcanzarlos, para vivir con ellos y cómo ellos?
Quiero vivir allí aunque los pollos vuelen. Quiero comer cosas ricas de verdad, de esas que aumentan el deseo sexual y bajan el colesterol.
Quiero instalarme en ese barrio, les juro, aunque quieran cobrarme el aire más que el impuesto al cheque, aunque tenga que quedarme callada por un rato para no molestar.
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